Un PEDAGOGO en tu departamento de RRHH

TRAVIS BRADBERRY, presidente de TalentSmart y coautor del bestseller “Inteligencia Emocional 2.0”, expone los resultados de su investigación entre trabajadores de alta capacitación que decidieron irse a la competencia.

Parte de una conclusión general: la gente no deja el trabajo, deja a sus jefes. Y luego identifica ocho errores recurrentes que suelen provocar desmotivación y deseo de cambio:

  1.  Someterse a reglas estúpidas. Tiene que ver con organizaciones rígidas en las que se impone un orden que a veces atenta contra la lógica: jerarquización estricta, procedimientos estandarizados…
  2.  Trato igual para todos. Una organización eficaz no puede comportarse de la misma forma con un trabajador implicado y productivo que con otro con menos capacidad e implicación.
  3.  Tolerar la incompetencia o la dejadez. Resulta frustrante compartir proyectos con personas que realizan sus tareas con desinterés sin que por ello sean penalizadas.
  4.  No reconocer el trabajo bien hecho. Es increíble el poder de una palmada en la espalda en forma de subida de sueldo, de ascenso o con un simple reconocimiento público.
  5.  No preocuparse por la gente. En una organización las personas no deben ser simples piezas en una cadena de producción. El trato impersonal hace que el trabajo sea impersonal, un simple trámite. La empatía es una herramienta fundamental para los directivos.
  6.  Mala comunicación. No se puede trabajar con anteojeras. Hay que implicar a la gente en un proyecto común y eso solo es posible si se conocen los objetivos de la empresa, sus dificultades, los medios con los que cuenta… Sin comunicación no hay participación.
  7.  No fomentar las iniciativas y la creatividad. El talento siempre tiene un punto de pasión que emerge a través de una idea. Merece la pena permitir que se exploren las nuevas propuestas, aunque a veces no parezcan viables. De lo contrario uno se siente castrado y baja el rendimiento.
  8.  No divertirse. La productividad está directamente relacionada con el estado de ánimo, y este con el ambiente de trabajo. Promover actividades lúdicas en los equipos (desde juegos hasta iniciativas solidarias compartidas) ayuda a que la gente acuda más feliz a la oficina.

Con más PEDAGOGOS/AS en las direcciones de los departamentos de RRHH estos errores no serían tan recurrentes entre las directivas de las empresas.

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